«Nunca es tarde si la dicha es buena»
, dice el refranero español y no puedo estar más de acuerdo. No siento que haya ningún límite que la edad te ponga, salvo el físico que si lo cuidamos y vamos acompasando, el límite se desdibuja y surgen nuevas y creativas oportunidades de crecimiento y desarrollo. Pensar que, porque “tengas una edad”, una “vida hecha”, ya no merece la pena intentar o cambiar nada es simplemente renunciar a las infinitas posibilidades que la vida te presenta. Y es renunciar a ti. Aquí es donde aparece el término reinventarse que tiene que ver con autoestima, valentía y sensibilidad. Nos habla de ese vacío que sentimos y que, si lo acogemos, le damos espacio y no lo relegamos al ultimo cajón de nuestra cómoda se convierte en un regalo. Ese “escuchar la llamada” nos está hablando de nuestra necesidad de cambio. Inés Olivero, autora del libro Reinventarse lo expresa de la siguiente manera: “Luego de varios intentos por alcanzar nuestros sueños, percibimos que lo logrado no llega a satisfacer nuestra apetencia más profunda. Las pesadas responsabilidades que asumimos y las cargas que arrastramos no nos sirvieron para alcanzar la meta idealizada”. Reinventarse supone abordar con coraje un trabajo profundo con la intención de descubrir quiénes somos y, como dice Inés Olivero, aprender lo que significa el respeto por uno mismo, es darle la importancia que tiene a la autoestima, colocarla en su lugar. Y este trabajo no sólo implica poner una fina atención sobre nuestros pensamientos, nuestras emociones y estados de ánimo; sobre aquello que rechazamos, lo que nos atrae; sobre nuestras fortalezas y por supuesto, nuestras debilidades, sino también es desarrollar la capacidad de observar y aceptar lo que es. Reinventarse habla también de superar creencias y acabar con los prejuicios que en muchos casos han impedido saber quienes somos realmente. Nos pasamos media vida siendo fieles a mandatos que obedecemos sin cuestionar desde un “tengo que”. Romper con eso, con los hábitos y comportamientos que nos perpetúan en ese tipo de vida que ya no nos sirve es Reinventarse. Es empezar el camino de cero como una página en blanco, es atrevernos a reescribrir nuestra vida o empezar a escribirla, es una aventura apasionante y liberadora.
En mí, cumpliendo los 50, no fue una decisión rápida, tampoco pensada, fue sentir de manera natural la necesidad de ese cambio. Fue escuchar la llamada y conectar con la insatisfacción que me producía hacer lo que hacía. Y me asomé al precipicio, elegí sentir el miedo al abismo (miedo y abismo me eligieron a mí, sin duda), a lo desconocido; elegí también acogerlo, sintiendo una poderosa atracción hacia lo que este miedo me podía traer y seguí el impulso de saltar o mejor dicho desplegar las alas y volar. Y se fueron yendo las cosas innecesarias de mi vida, innecesarias porque dejé de necesitarlas. El camino se despejaba y fueron apareciendo oportunidades de cambio que antes no se me habían ocurrido, pero ahí estaba yo, siguiendo ese impulso, entrando en coherencia con mi SER. Y aquí estoy agradecida, VIVIENDO MI VIDA.
Dicho esto, si sientes que a ti te ocurre algo parecido te invito a escuchar ese sentir, te propongo que te atiendas y empieces a CREAR tu vida, permítete SENTIR-TE y colócate dispuesta a SORPENDER-TE. Y si quieres, me lo cuentas.
P.S. Al país de Reinventarse no llegas y ya está. Aquí vienes a vivir de manera consciente y esto es un “no parar”.