Benditos despistes - Teresa Rosete

            Cuántas veces un despiste, la pérdida de un objeto importante, llegar tarde a un sitio, elegir un camino equivocado… han supuesto un cambio de rumbo en tu vida. Por ejemplo, en el fondo quiero dejar de fumar y pierdo el paquete de tabaco o el mechero; no quiero ir a una reunión y llego tarde porque pierdo el autobús. No quiero asistir a una cena y me pongo enferma.

¿Casualidad, causalidad?

Es posible que se te ocurran más ejemplos y todos ellos responderán seguramente a este principio que ya decía Albert Einstein “Dios escribe recto con líneas torcidas”, es decir, la magia de la vida está en las aparentes contradicciones que suponen una
valiosa información si es que la queremos ver y recibir. Es la llave del inconsciente la
que nos abre esa puerta que nos conduce a soltar el control y dejarnos fluir con y en el “error”; fluir hacia ese despiste que, tras pasar el susto y en un futuro próximo, acabaremos considerando como un momento clave y una oportunidad porque nuestra vida cambió y entonces, eso que en su momento nos pareció una terrible desgracia, después será un hecho ante el que sentirnos agradecidas de por vida.
Cuántos cambios de rumbo se deben a pequeños errores, incidencias o incluso
accidentes. Aceptar esto y soltar el control es el paso previo para que esto ocurra; y podemos añadir una pregunta: ¿para qué me sucede esto? Esta aceptación y esta pregunta nos llevan, por vía directa, a conectar con el misterio de la vida, que, dicho así, suena poético y también suena, porque lo es, espiritual. Fluir con la magia de mi vida y dejar que sucedan las cosas que el Universo tiene para mí. Aceptar sus regalos como parte de mi vida, de mi crecimiento y del curso de mi aprendizaje. El camino de mi alma.
Y añado, como eje importante y motivador, que supone una liberación. Al igual que cuando se retiene el cauce de un río el agua deja de fluir; cuando abrimos de nuevo y dejamos de controlar, el agua vuelve a discurrir de manera natural por su cauce y la vida continúa sucediendo y expresándose a su alrededor.
Te invito a que ante tu próximo “error” o “equivocación” te permitas una sonrisa y
despliegues la antena de tu percepción entregándote a la experiencia desconocida disponiéndote a aceptar lo que suceda. Tengo una amiga que dice “lo que sucede conviene” y no puedo estar más de acuerdo.